martes, 31 de julio de 2012

ABRAZOS VAMPIRICOS

Hoy hace 825 años que resurgí de mis cenizas y empecé una nueva vida, una vida eterna, tal vez un castigo por lo que fue o hice en mi otra vida, o tal vez el destino quiso que viviera eternamente por los siglos de los siglos. Recuerdo que estábamos en el 1179, había una gran tasa de mortalidad y sobre todo mucha pobreza. Al nacer yo, mi madre murió, el dr. Que asistió el alumbramiento me acogió y cuidó de mi . estudiaba medicina y ayudaba al Dr. Tofail en su trabajo. En aquel entonces yo tenía 20 años y era una chica muy guapa e inteligente, de cabello rojizo y ojos azules. El Dr. Tofail estaba orgulloso de mí. Eran tiempo difíciles para todos, residíamos en Granada bajo el dominio del fundamentalismo islámico. Dr. Tofail era el médico de cámara y visir del sultán Abu Yusuf. Vivíamos en su palacio sin pasar penurias de ninguna clase. Aquel palacio situado en el centro de Granada tenia unas vistas preciosas. En su interior una sala llena de grandes ventanas daba paso a los visitantes del sultán. En aquel habitáculo había gran variedad de pinturas en sus paredes y esculturas por doquier. Al fondo de la sala una gran escalera cubierta por una alfombra roja llevaba hacia las alcobas. Al final de un largo pasillo estaba mi habitación y dentro de ella otra gran escalera conducía al laboratorio donde trabajaba con el dr. Tofail. El Dr. Era una persona un tanto extraña, casi no se relacionaba con nadie, normalmente siempre salía al ponerse el sol y nunca cenaba en nuestra compañía. Era un hombre atractivo, aunque tendría unos 40 años se conservaba muy bien. Vestía siempre con ropas largas y oscuras, sus ojos eran de un negro carbón muy intenso al igual que sus cabellos. Su piel por el contrario era muy pálida y siempre estaba muy frio. Yo le estaba muy agradecida, porque me acogió cuando era muy niña y me enseño todo lo que se. Le debía la vida. Un día llego a palacio un joven muy apuesto, decía que traía la sabiduría de otros pueblos, que estaría encantado de enseñarla a cambio de aprender lo que nosotros sabíamos. El sultán lo acogió en su palacio y nos ofreció para que enseñáramos al muchacho nuestra sabiduría a cambio de la de él. A mí me encantó la idea, además de que aquel joven me gustaba mucho, pero al Dr. No me hizo mucha gracia aquello. Me ordenó que le mostrara al chico, Averroes, que así se llamaba, los libros y los manuscritos que teníamos y que me encargara de enseñarle todo lo que sabía. El mientras investigaría para crear nuevas medicinas. Me puse manos a la obra, aquel muchacho me tenia absorta, me encantaba pasar tiempo a su lado. El era alto, fuerte, de cabellos castaños y ojos color miel. Su piel era cálida y morena, y su sonrisa era la luz de mis días. Poco a poco deje de ver al Dr. Aunque vivíamos en el mismo palacio. Empecé a preocuparme por él y fui a visitarlo, pero algo en él había cambiado. Sus ojos que siempre habían sido del negro azabache, ahora eran rojos, su piel más pálida y fría que antes. Pensé que había enfermado, que tanto trabajo no era bueno. Pasaron los años, un par o tres, no recuerdo bien, pero Averroes y yo decidimos estar juntos, formar una familia. Esperamos un año más para hacerlo público ante el sultán, aunque creo que era evidente. Para ese entonces el Dr. Hacia largos viajes y se ausentaba durante mucho tiempo del palacio, había cambiado mucho. A falta de un par de meses para cumplir los 25 años, Averroes y yo fuimos hablar con el sultán. Abu, que había sido como un padre para mí, lo aprobó sin ningún problema y me dijo que esperaríamos hasta el día de mi cumpleaños para celebrar dicha ceremonia. El Dr. Vino un par de días después de comunicarle la noticia al sultán, de un viaje a un reino vecino. El mismo Abu le dio la noticia, pero no fue de su agrado. Por lo que hoy en día se, le dijo al sultán que esa ceremonia no podía ser, que yo le pertenecía y que se oponía. El sultán le dijo que en su palacio se haría su voluntad, y aunque le tenía mucho aprecio y le debía muchas cosas, si se negaba sería expulsado del reino. El Dr. Se encerró en su laboratorio y estuvo allí hasta el mismo día de la ceremonia. Aquel 9 de Junio de 1185 debía de haber sido el mejor día de mi vida, un día con el que toda muchacha sueña alguna vez. Las sirvientas del Sultán habían subido a mi habitación ayudarme con el vestido y con los detalles de ese día. Yo estaba radiante, era muy feliz aunque tenía una espina clavada en el corazón por el Dr. El palacio se vestia de gala, habían flores por doquier y una fantástica luz del sol iluminaba cada rincón. Habian sido invitados muchos príncipes y reyes de los reinos vecinos. Durante varios días muchos de los sirvientes del sultán ultimaban los preparativos. Cuando ya estaba lista, les dije a las sirvientas que me dejaran sola unos momentos, entonces alguien llamo a mi puerta. Era el Dr., su cara daba miedo. Sus ojos eran sangre pura y su sonrisa escalofriante. Se acerco a mí muy lentamente, me dijo que estaba preciosa, que siempre lo había sido. Me dijo que el siempre me había amado y que yo nunca me había dado cuenta de eso, y ahora había elegido a otro en su lugar. No supe que decir, me quede callada, con lágrimas en los ojos. Se borro la sonrisa de mi cara. Él me abrazó con fuerza, una fuerza descomunal que impedía que me moviera. Le dije que lo sentía, que no sabía que sus sentimientos hacia mi fueran tan fuertes, pero que el destino había pues a Averroes en mi camino y era el elegido. Me susurro unas palabras que no entendí en el oído, sentí su aliento recorriendo mi cuello, rozándome con sus labios. Me recorrió un escalofrió y sentí una punzada en el corazón. Supe que algo había pasado. Sentí frio y calor. Mi corazón se detuvo. Creí morir. El dolor se apoderaba de cada musculo, de cada hueso, de cada sentido. No podía respirar. El Dr. Me tumbo en la cama mientras yo me retorcía de dolor. Le mire a la cara y pude ver su sufrimiento. Un sufrimiento placentero, un dolor mezclado con alegría. Se acerco a mí y me susurro que ahora seria suya por y para siempre. Aquel dolor, aquella angustia parecía no acabar nunca. A mi mente llegaron recuerdos de mi infancia, de mi madre antes de morir y también vi cosas que jamás había visto antes. Vi un gran bosque oscuro lleno de criaturas extrañas que se alimentaban de sangre. Vi dolor y sufrimiento. Si aquello era la muerte, realmente era muy dolorosa. Deseaba que aquello acabara y al fin descansar en paz. Pero no fue así. Cuando desperté, no sabía dónde estaba. Mire a mi alrededor y lo vi a él, al Dr. Tenía la garganta reseca y me sentía muy débil. Necesitaba beber. Le pedí agua al Dr. Y el rio. Me trajo un vaso lleno, pero por más que bebía mi sed no se calmaba. Entonces sentí un olor muy fuerte que me atraía. Me levante de la cama a pesar de estar muy débil, y fui en busca de aquello. Busque por aquel palacio, perdida , sedienta deseosa de aquello que me atraía tanto. Pero por mas que busque por aquel oscuro y frio castillo no encontré nada. Me quede quieta por un momento, desesperada por que ese deseo desapareciera y entonces escuche una voz en el fondo del pasillo. Me apresure a llegar aquel lugar y allí encontré averroes. Su olor, era eso lo que me había llevado hasta allí, deseaba beber de él, sentir el calor de su sangre en mis labios. Necesitaba calmar esa sed que me producía tanto dolor. Él me reconoció aunque yo había cambiado mucho, mis ojos ahora eran de un color rojo apasionado, y mi tez se había vuelto como la porcelana. Abrí aquella puerta con mis manos y me abalance sobre él. Él me abrazo con fuerza, no le salían las palabras, aunque tampoco le di tiempo a que dijera nada. Pase mi lengua por su cuello, notando como su corazón se aceleraba mas y mas y entonces le mordí. Le mordí y su sangre fue como el pecado más dulce que hubiera probado nunca. No podía parar de succionar sobre su cuello. Hasta que cayó en el suelo. Yo también caí en el suelo, me sentía muy mareada y sin saber muy bien lo que acababa de hacer. Solo sabía que la sed había desaparecido. Cuando volví en mí, no me podía creer lo que había hecho, me había convertido en una bestia que se alimentaba de la sangre humana y acababa de matar al amor de mi vida. Nunca me lo perdonaría, ni se lo perdonaría al Dr. Puesto que él sabía lo que pasaría cuando yo despertara. Cayeron lágrimas por mis mejillas y mis venas se llenaron de odio. Odio hacia la persona que me lo había enseñado todo, la que me había alimentado tantas veces. Le odiaba por encima de todas las cosas. Me levante y Salí de aquel lugar sin mirar atrás y fui en busca del Dr. Lo encontré en una sala que había al final de un largo y oscuro pasillo, en el que había puertas a ambos lados. El Dr. Se encontraba en una mecedora de madera, balanceandose adelante y atrás con movimientos acompasados. Leía un periódico y parecía estar muy concentrado. Mientras avanzaba por aquel largo pasillo, pude darme cuenta de que era capaz de escuchar cualquier sonido por pequeño que fuera y que podía ver mas allá de las puertas que había en el pasillo. Mi ritmo al andar también parecía mucho más ligero de lo que recordaba. Al llegar al Dr. Levanto la vista y me miro. Su cara mostraba la alegría, sonreía con maldad y en sus ojos se veía una frialdad sobrehumana. Me detuve delante de él, pero no fui capaz de pronunciar palabra. Una fuerza se apoderaba de mi ser.cai de rodillas ante él. Comprendí que aunque le odiara debería permanecer a su lado para aprender a sobrevivir en aquel nuevo mundo, con mi nueva no-vida. Pasaron los meses, Estudie muchos libros sobre vampiros, como matarlos y como alimentarse sin tener que matar a humanos. Ideaba planes para poder sobrevivir sola. Aprendí alimentarme solo con animales, me hice más fuerte y poderosa. Quería buscar a más como yo, pero no me atrevía a salir muchos mas allá del bosque en el que se encontraba el palacio. No sabía cómo sería el mundo ahora que yo era una bestia maldita. Un buen día llego una visita al castillo. Hacia como unos 100 años que no veía a nadie más excepto al Dr. El me encerró, me dijo que no me entrometiera en sus asuntos. Lo que él no sabía es que yo en todo ese tiempo había descubierto todos los secretos de aquel tenebroso castillo. Así que me adentre en los escondites allí ocultos y escuche toda la conversación que mantuvieron. El Dr. Hablo de mí, que sabía que no duraría mucho mas entre aquellas paredes. Que había aprendido mucho en este tiempo, y que lo mejor para mi es que me fuera con la familia del señor, para tener una mejor no-vida a la que tenia. El señor con el que hablaba, parecía un hombre muy elegante y con muy buenos modales. Su voz era muy agradable y el muy hermoso. Le dijo que en unos meses vendría a por mí y que me llevaría con su familia. Al despedirse oí al Dr. Nombrarle Sr. Ventrue. Me gusto aquello, por fin saldría del odioso castillo y perdería de vista al Dr. El que me había condenado a vivir eternamente en la oscuridad. Una mañana muy lluviosa y oscura, se escucho a lo lejos el galope de unos caballos a toda velocidad. Su sonido me recordó la libertad, la felicidad de brillar bajo el sol como en mis años como humana. Cuando el carro se aproximo, fui hacia la ventana, y pude observar a dos preciosos caballos negro, de ojos brillantes, llenos de fuerza que tiraban de él. Una vez parado, bajo de el aquel joven encantador, que había visitado anteriormente el castillo. Iba vestido con ropas muy elegantes de color oscuro y llevaba una especie de mascara que le tapaba parte del rostro. Su mirada era fría y observadora. Miro hacia la ventana en la que le observaba. El Dr. Llamo a mi puerta y Me dijo que debía de marcharme con él, que me enseñaría a vivir en la sociedad sin que supieran lo que realmente soy, y que allí seria más feliz. Cogí las pocas cosas que aún conservaba de cuando era humana y sin despedirme de él baje la escalera en dirección al carro que me sacaría de aquel infierno en el que había vivido tantos años. Cuando estuve cerca del señor al cual conocía como ventrue, baje la cabeza en señal de agradecimiento, entonces él cogió mi mano y la beso. Alcé el rostro y pude ver una sonrisa dibujada en su cara. Para mi sorpresa cuando entre allí, me encontré con una dama muy hermosa, la más hermosa que había visto hasta el momento. Ella me miro dulcemente y me sonrió. Yo la miraba asombrada, cautivada por tal belleza. Entonces se presento, su nombre era larygirlmary y me dijo que a partir de ese momento seria mi hermana. Lo que yo no sabia es que iba a ser tan importante para mí en aquellos momentos. Durante viaje lady me había estado poniendo al día en los asuntos del imperio. Me dijo que teníamos otra hermana y que ella era la mujer de thefore, que era el caballero que había venido hablar con el Dr. Mi estado era de euforia, hacía años que no tenía una sensación como aquella. Bajamos del carruaje y llegamos a la puerta del palacio donde nos esperaba nuestra otra hermana, Estefanía. Estefanía era más joven que lady y que yo. También era muy hermosa y dulce. Nos esperaba con el rostro sonriente. Nos saludo entusiasmada. Mis nuevas hermanas me enseñaron el castillo, me dieron ropas nuevas y me dijeron que me preparara para la gran fiesta de bienvenida que iban a dar en el imperio. Una fiesta en mi honor. No sabía cómo agradecerles todo lo que habían hecho por mí sin apenas conocerme. Ellos me lo habían dado todo y yo ni siquiera podía darles nada. Una vez estuve lista, el sr fore me hizo una visita. Me dijo que ellos eran un clan muy respetado en el que habían unas normas a seguir. Las normas eran dominación, fortaleza, presencia y riqueza. Todos los asistentes a la fiesta nos admiraban y deberíamos de saber tratarlos con buenos modales, sin sentirnos superiores, de hermanos a hermanos. Le dije que no debía preocuparse, que estaba muy agradecida por todo lo que habían hecho y que sabría comportarme. Aquella primera fiesta fue el comienzo de mi nueva no-vida. Creí que sería eternamente feliz allí. Los días transcurrían en calma. Me adapte muy bien a mi nueva vida gracias a mis hermanas y a thefore. Todos eran muy amables conmigo. Aprendí a soportar el olor de los humanos que acudían a nuestras fiestas. Conocí a muchos más vampiros. A muchos reyes vecinos y a muchos más clanes. Me hablaron de los clanes rebeldes que no estaban de acuerdo con las normas de los ventrue. Que debía tener cuidado con ellos y con los licántropos y algunos cazadores de vampiros que deambulaban de aquí para allá. Fore nos anuncio un día que quería que en la familia hubieran algunos guardianes y aumentar el número de la familia, así que convocamos una fiesta para reclutar a nuevos vampiros y ponerlos a prueba para saber quien se merecía más llevar el apellido ventrue. En aquella fiesta fueron puestos a prueba muchos vampiros, pero solo algunos pasarían a formar parte de la familia. Mientras los futuros miembros estudiaban y hacían visitas muy a menudo en el imperio, mi hermana lady y fore tuvieron un hijo. Josh, que así llamaron a su hijo, era un vampiro muy dulce, un joven muy educado y con muy buenos modales. En unas de las fiestas que se celebraron en el imperio, conocí a un vampiro. Era alto, de cabello oscuro, sus ojos eran rojos cual rubí, y su sonrisa enamoraba a cualquiera. Aunque no era de muchas palabras encontramos algo que nos hacia necesitar hablar el uno con el otro. Día a día, hablábamos mas, teníamos más cosas en común. Un buen día decidí hablar con fore. Decirle que deimon, que así se llamaba mi vampiro, y yo nos queríamos mucho y que si podía formar parte de la familia. Fore no puso ningún impedimento, y deimon me pidió matrimonio. Todos se alegraban en el palacio. Por fin sería feliz eternamente, o al menos eso pensaba. Por aquel entonces quedarían unos días para que los miembros pasaran la prueba, cuando se desato una gran batalla familiar. The fore había estado ausente durante un tiempo, y mi hermana se había sentido muy sola. Aunque nos tenía a Estefanía y a mí no era suficiente. Pero encontró el cariño que no tenía en otros brazos, en los brazos de un joven illuminati. Cuando thefore volvió y se encontró así las cosas, expulso a ambos del imperio. Aquello me afecto mucho. Llore aunque mis ojos no derramaran lagrimas, sufrí por ella y por nosotras. Las cosas siguieron adelante y se celebro la noche del abrazo en la que los miembros puestos a prueba serian al fin miembros de la familia. La familia aumento en unos ocho miembros. Al principio todos éramos una gran familia, aunque yo echaba mucho de menos a mi hermana lady. Ella formo una nueva familia con el joven illuminati y muchas de las amistades que habíamos hecho en las fiestas. Ella y yo siempre mantuvimos el contacto, ella siempre fue y será mi gran hermana a la que tanto le debo. Con el tiempo, thefore se caso de nuevo con mi otra hermana, Estefanía, la cual se hizo reina. Las cosas empezaron a cambiar de nuevo, muchos de los miembros reclutados la primera vez, no fueron buenos y los expulsamos del imperio, así que volvimos abrir una lista de reclutamiento. Las dos familias, la de mi hermana lady y la nuestra, éramos ventrue, por lo tanto los posibles miembros visitaban ambos reinos sin saber las diferencias que había en cada uno. Esta vez, los vampiros que aspiraban a posibles miembros de la familia parecían mucho más preparados que los primeros. Una noche de reclutamiento en la que estábamos mi hermana Estefanía y yo en el imperio, apareció uno de los posibles miembros de la familia que también tenía amistad con el clan de mi hermana lady. Mi hermana y yo hablamos con el joven varhey de nuestra querida hermana ladygirl, a la cual echábamos mucho de menos. Pero la noche siguiente algo quebró la calma del imperio. Mi hermana se presento con toda su guardia en el imperio preguntando qué había pasado, que las malas lenguas iba hablando de ella. Mi hermana Estefanía y yo le contamos lo que había sucedido. Ella nos recriminó que no deberíamos hablar de nadie y menos sin su presencia. Por suerte la cosa no llego a peores y se soluciono todo sin problemas. Yo pensé que aquello debía de haber sido un malentendido, ya que el joven varhey despertaba en mí una calma que no había sentido con nadie en mis años como vampira. Sin conocerlo apenas confiaba plenamente en el. Además en esos tiempos me sentía muy sola ya que mí amado deimon hacia viajes muy frecuentes para adquirir la sabiduría de otros pueblos. Antes de amanecer fui hablar con el joven varhey, por que no podía creer que él hubiera hecho una cosa así. El me explico que habían jugado con él, y que por su culpa se había organizado tal revuelo. Yo le creí, le dije que no se preocupara que hablaría con mi hermana Estefanía y le explicaría lo sucedido, que podía contar con mi apoyo, sus ojos me decían la verdad. Pero mi hermana Estefanía no quiso hacer caso de lo que le dije. Para ella varhey era un traidor y que no merecía ser miembro de la familia ventrue. Las cosas en el palacio no iban muy bien, o por lo menos eso me parecía a mí. Todos desconfiaban de todos. Los nervios estaban a flor de piel. Hable con thefore, le dije que los nuevos miembros se criticaban unos a otros a espaldas de cada uno y que nadie confiaba en nadie. El me dijo que no adelantara acontecimientos, que dejara que el tiempo pusiera a cada cual es su sitio. Hice lo que él me dijo, puse orden en mi vida, intente ser grata con los futuros miembros hasta que llego el día del abrazo. Una vez transcurrió aquella noche, la familia volvió a aumentar, pero las cosas ya no volverían a ser como al principio, Ya no se celebraban fiestas en el imperio y el silencio reinaba a cada momento. Ya nadie visitaba aquellos lugares, era como una gran maldición. Por suerte Yo seguía hablando con varhey, para mí fue de gran ayuda confiar en él y que el confiara en mi. Nos llevábamos muy bien, creo que no éramos nadie el uno sin el otro. Cuando estaba con él mí tiempo volaba, la soledad desaparecía y mi noche oscura se iluminaba como un día de playa soleado. Con el tiempo varhey me fue contando que tenía previsto crear su propia familia, su propio palacio y que tenía mucho que agradecerme por estar a su lado a cada momento y animarlo a seguir. Varhey con ayuda de su gran amigo sitaelh construyo un gran y hermoso palacio. El palacio veddartha. Aquel sitio era genial. Era un palacio con las paredes bañadas por la luz del sol al atardecer. Con una gran mesa donde reunir a toda la familia, una gran sala de baile para las fiestas. En el centro del palacio los tronos para los reyes visitantes. Una gran biblioteca donde alimentar la mente y relajar el alma. Era el palacio más bonito que había visto nunca. Así pensaba yo y cada una de las personas que lo visitaban a diario. Poco a poco fui dejando a la que había sido mi familia, al igual que mi hermana Estefanía. Nos alejamos. Cada una siguió un camino. Ella formo su familia y yo me quede con varhey y sitaelh empezando a formar una familia a la cual se nos unió isabella, que también pertenecía al imperio ventrue. Así que los cuatro nos teníamos los unos a los otros. Convocamos una reunión para empezar a reclutar miembros y formar nuestra familia. Y a día de hoy, después de siglos y siglos nadando a la deriva, creo que al fin encontrado mi lugar.

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